Ya somos adultos

septiembre 25, 2020 1 Por Andrey López

Este es el momento que la generación de Millennials se está dando cuenta que ya son adultos y deben empezar a comportarse como tal.

Mi generación está viviendo una etapa de cambio de edad, pasando de la juventud a la adultez. Algunos se resisten un poco más y -aunque cuarentones- se siguen llamando jóvenes adultos.

Ciertamente, la edad no es proporcional a la madurez, se puede encontrar a personas muy jóvenes con un nivel de madurez bastante amplio y personas viejas siendo muy inmaduros. Adoptar madurez en nuestras vidas va más de la mano con las experiencias vividas y las responsabilidades que se tienen; y a esta edad se suele empezar a tener ese tipo de responsabilidad o al menos a darse cuenta que se tienen: Una familia que mantener, hijos y un empleo que cuidar para poder mantener nuestro hogar, asimismo empiezan a sentirse un poco el peso de los años y cuidamos más nuestra alimentación y estado físico. Y eso que apenas iniciamos la vida adulta.

En este rango de edad: Entre los 30 y 40 años, hemos vivido casi la mitad de nuestra vida en la etapa de aprendizaje (infancia, colegio, universidad) y la otra mitad -o quizás menos- hemos estado trabajando, aprendiendo a vivir y formando patrimonio. Sin embargo, aún queda mucho camino para llegar a la edad de jubilación: de 20 a 30 años más de trabajo. Algunos apenas empiezan a sentir el peso de 10 a 15 años trabajando, cuando se dan cuenta que aún falta todo ese camino por recorrer, en este punto se puede sentir frustración y desanimo: Nunca podré jubilarme o ¿cuándo podré disfrutar la vida?.

Sin embargo, cuando se habla de emprendimiento, muchos se hacen los de oídos sordos. Prefieren continuar con una vida de trabajo durante muchos años para aspirar a una pensión que a mi consideración está muy por debajo de los verdaderos costos del estilo de vida de cada persona, muchas personas incluso deben seguir trabajando luego de jubilados. ¿Por qué muchos no creen en el emprendimiento? Primero, existe una alta probabilidad de fracaso, eso es una realidad, quienes emprenden saben que el fracaso es algo común y aunque creo que no se debe romantizar, la realidad es que es bastante útil para aprender lo que se debe o no hacer. La constancia vence al fracaso tarde o temprano, pero para que sea más temprano que tarde es recomendable apalancarse de la experiencia ajena para lograrlo, de ahí la importancia de la lectura de libros y el aprendizaje continuo a través de cursos, es decir convertirse en un autodidacta.

Ya somos adultos, quizás si tienes menos de 30 debes considerar que pronto los tendrás y serás adulto también, no temas a la edad, teme estar en lugar durante mucho tiempo sin posibilidad de crecer. Emprender es crecer y tener la alta posibilidad de tener libertad de hacer lo que más te gusta hacer sin que ello suponga una angustia derivada de la preocupación por mantener económicamente una familia, ya que en realidad tener tu negocio, empresa o emprendimiento -como prefieras llamarlo- te permite tener ingresos ilimitados por tu trabajo o por la creación de tu propio sistema, el límite lo pones tú.

Desde este punto de vista, te sugiero dos cosas. La primera es que dediques un tiempo determinado a encontrar ese qué hacer para tu vida: lo que quieres hacer, que además te genera ingresos y con lo cual brindas solución a un problema de la sociedad. Para resumir, eso define lo que es el emprendimiento indicado para cada persona. Lo segundo es que si definitivamente detestas el hecho de volverte un emprendedor, no tienes fe o simplemente no encuentras cómo realizarlo, te recomiendo que encuentres un empleo que te llene de satisfacción; no solo en el área económica sino en tu vida espiritual y mental, un empleo que te traiga paz y tranquilidad, alegría; que no te entregue cargas muy grandes para que no te agobies tú ni tu familia.