La presentadora Carolina Guañarita cuenta su linda y promisoria historia de vida

Eran las 5:15 de la mañana de un día sábado, 9 de marzo  del año de 1991, mis palpitaciones eran muchas, los médicos corrían de un lugar a otro para tratar de salvar mi vida, tenía color morado, a causa de una anoxia perinatal,  los médicos declaraban muerte sobre mi vida, pero Dios tenía palabras de vida para mí, así fue  por causa de esto y de un meconio, mi vida, adquirió una marca de diferencia, que de alguna forma influenciaría todas las áreas de mi vida, sin lugar a dudas, con el cruel diagnóstico de parálisis cerebral.

Un  enorme llanto abarcó la vida de mis más cercanos seres queridos en una situación de bastante incertidumbre con las palabras “su hija es retrasada, no será como los otros niños”. Sin embargo, el escudo de la fe, fue la herramienta más sutil y poderosa, para luchar contra la corriente y los paradigmas sociales, teniéndome que enfrentar a dos cirugías dolorosas a los 7 y 13 años para mejorar mi calidad de vida, ahora…. “Yo he de decirles que camino divino”  a comparación de una marcha bastante compleja, no podía apoyar los talones en el suelo y mis rodillas bastante dobladas, casi besando el piso”  permítanme reírme de mí misma…jajaja…  además de vivir una serie de tratamientos, terapias constantes de todo tipo, donde mi niñez y la dulzura de ésta fue de alguna forma robada por la rutina diaria, de sentirme “una rata de laboratorio” en citas tras citas… 

A pesar de las complejidades físicas tuve que enfrentarme al ‘bullyng’,  al maltrato y a la envidia de mis compañeros por ser una de las estudiantes a nivel académico más reconocidas,  en este periodo también pude lograr tener un trofeo que hoy conservo, de haber sido porrista en mi quinto de primaria y de una medalla de atletismo, y aunque fui literalmente la última de la multitud, fui de las pocas que llegué a la meta.  Al igual que en  mi vida universitaria, fue de excelencia académica, aun con pocos recursos (una madre desempleada y un padre comerciante).

Salir de la universidad  (Universidad del Valle) ha sido un gran desafío para mí,  miles y miles de horas de voluntariado, y de aplausos de las personas,  sin tener un pago digno, (que aun lucho) enfrentarme a la inserción laboral, en un país que aún le falta mucho por  mejorar, sobre las políticas de inclusión de las personas con diversidad funcional, no ha sido fácil,  desde hace tres años, decidí unir la Sociología , mi carrera, con  otra hermosa profesión que es la Comunicación Social, que cada día más me enamoro de ella y en la cual quiero impartir un cambio en la cosmovisión y estructura, de ser la primera presentadora colombiana con discapacidad en mi región, donde los parámetros sociales son hechizos, para mantener siluetas de papel efímeros y perfeccionistas, que aun la más hermosa modelo, debe restringirse o modificar su cuerpo para ser parte.

Le pido a Dios que me permita por su buena voluntad y gracia tener la oportunidad de  crecer en los diversos medios a nivel nacional e internacional e invitar a las empresas u organizaciones a cumplir con el área de la responsabilidad social y de inclusión, “hoy tu das, mañana otro te extenderá la mano”.

Dentro de este proceso gozo con la oportunidad de haber pasado por varios programas de televisión, Logros, para contarlo y mi equipo actual de las Tardes del Sol, que salió como resultado de un seminario de presentación en vivo que dictó el canal  Telepacífico el año pasado (2018). Quiero agradecer profundamente a  Dios , a toda mi familia, mis amigos, que me han acompañado en este proceso,  creído en lo que Dios me ha dado,  al equipo y elenco de TARDES DEL SOL, por acompañarme en cada emisión de la sección que estoy produciendo y llevando a cabo como presentadora  de Somos Incluyentes, especialmente a Mauricio Belmonte.

Queridos amigos,   NO SE DESPEGUEN, VAMOS POR MÁS! Me puedes encontrar  en face, youtube, Instagram como @expresatecarol. ¡Próximamente espera mi columna de inclusión en esta revista!