El padre Gonzalo Solano Rincón, entre Dios y su pasión por Millonarios

El padre Gonzalo Solano Rincón, entre Dios y su pasión por Millonarios

septiembre 23, 2019 1 Por admin

Por Marco Antonio Garcés-editor general Colombia Tierra de Campeones

El padre Gonzalo Solano no es un sacerdote cualquiera. No se necesita de mucho tiempo para conocerlo y darse cuenta que aparte de ser un destacado líder espiritual en su comunidad de la Parroquia de Nuestra Señora de Las Lajas, en el norte de Cali, profesa un gran amor por el deporte, especialmente por el fútbol, dos actividades que no riñen.

Próximo a cumplir el 25 de octubre los 57 años de edad, hace poco celebró con sus feligreses 25 temporadas de haber sido ordenado en su natal Ocaña (Norte de Santander), por lo que celebró con una sobria ceremonia acompañado de varios de sus colegas sacerdotes las Bodas de Plata ante su actual comunidad.

El padre Gonzalo Solano Rincón goza del aprecio de toda la comunidad de Nuestra Señora de Las Lajas por su espiritualidad y todas las obras que ha realizado allí.

Allá, en tierras fronterizas, fue precisamente donde se hizo seguidor de Millonarios, gracias  a una visita del equipo capitalino por primera vez, a través de la gestión de su coterráneo Miguel Augusto ‘El Nano’ Prince, por aquella época líder de la zaga embajadora, cuando Gonzalo era apenas estudiaba la primaria. “Al ver ese azulito, dijimos que ese era el equipo de nuestra vida  y desde allí empecé a encarnar mi amor por Millos”, señala.

Pero su gusto por el balompié viene desde mucho antes, incluso cuando estudiaba en el seminario era un arquero de muy buenos reflejos, al que le marcaban pocos goles por sus atajadas espectaculares.

“Hace mucho tiempo, desde que estaba muy pequeño, llevo esa pasión por el fútbol, ya que no solo en el colegio sino también en el barrio y en la calle jugábamos con la famosa bola de trapo, porque mi tierra está muy cerca a la costa. Por eso me aficioné y he practicado varios deportes”.

El padre Solano egresó del Instituto Técnico Industrial en la especialidad de Metalistería, soldadura eléctrica, y alcanzó a ganarse la vida en su propio taller, pero los fines de semana se escapaba a practicar fútbol, microfútbol, atletismo, tenis de mesa y otros más. Así lo hizo hasta el 2009, cuando tuvo una lesión de columna que llevó a abandonar la actividad física de choque, aunque sigue trotando y caminando.

Para ese entonces estaba en la Parroquia Nuestra Señora del Portal, en Jamundí, donde organizaba torneos, al igual que cuando ocupó la vicerrectoría del seminario en Ocaña. En Cali es asiduo visitante de los diferentes escenarios para observar cualquier disciplina.

En la Comuna 4 cuenta con el beneplácito de los feligreses, ya que sus creadoras iniciativas muestran dos parroquias con enorme evolución. “Siempre he sido obediente, el Arzobispo me propuso que me viniera a esta comunidad por mi carisma, para que la motivara, y lo hemos venido logrando, gracias a Dios, porque uno solo no puede. Y aquí estoy feliz, cumplí cinco y me siento muy identificado con la comunidad”, afirma.

“A lo largo de los cinco años hemos desarrollado trabajos pastoral y material, en recuperación de las parroquias, de los sectores, de los barrios, incentivando a los niños, a los jóvenes y adultos”.

El sacerdote agrega que “el deporte ayuda a incrementar en nosotros el amor, el perdón, el deporte es un medio de recreación para que las personas se mantengan sanas y se alejen de los vicios y de muchas cosas en que hoy en día los muchachos están atrapados. En la iglesia me gusta hablar de deporte porque lo necesitamos”.

Su familia está conformada por siete hermanos, pues en la Semana Santa de 2017 murió su madre, 12 años después de que lo hiciera el jefe del hogar. Están todos repartidos, en Bucaramanga, Cúcuta, Barranquilla, Montería y Cali.

Para cerrar este artículo nos suelta una frase que nunca le falta y mandó a pintar en la pared de entrada de la casa cural: “Dios hizo el cielo y Millonarios puso las estrellas, porque son tantas que nadie las puede contar”.