El fútbol y la vida

El fútbol y la vida

abril 21, 2022 1 Por Andrey López

Cuando los primeros hombres empezaron a darle forma al fútbol, no se alcanzaron a imaginar lo mucho que este deporte le traería al mundo: Pasión, amor, alegría, vida y gloria. Aunque también trajo un poco de desdicha, odios y muerte.

El fútbol se ha convertido en un estilo de vida; más que un deporte, una actividad social: Padres e hijos reunidos en el sillón o en el estadio, alentando, imaginando el mejor escenario para su equipo, evaluando las estrategias de los directores técnicos, analizando las estadísticas de los jugadores en campo rival, como anfitriones, en pelota quieta, en contragolpes, con posesión del balón, en el juego aéreo, su capacidad defensiva, etc. Nos une, realmente nos une esta idea global de fútbol que tiene infinitas formas de verse y de entenderse. Nunca dos partidos de fútbol serán iguales y eso se lo puedo asegurar a cualquier físico cuántico.

El fútbol también es de amores, de lealtad y de constancia. Un hincha jamás abandonará su equipo. Le puede criticar, sí, pero no lo abandonará. Por más que lo intente, nunca le deseará mal alguno: perder un partido, quedar eliminado, perder a su jugador estrella. Mucho menos dejar a su equipo para apoyar a otro. A veces las personas tienen la utopía —y algunas lo logran— de tener una pareja que sea hincha del mismo equipo. Los que no lo hacen, conviven con esa sana rivalidad dentro de casa.

A pesar de todo esto me sigo preguntando ¿qué hicimos mal? ¿desde cuándo la pasión se convirtió en dolor? El fútbol se convierte en la excusa para que los violentos canalicen su ira. No entiendo cómo es que apuñalar un hincha rival le va a dar puntos al equipo de un violento. Y fíjese, estimado lector, que el fútbol le ha dado tristezas a todo el mundo, como «la Tragedia de Hillsborough» o «el accidente del Chapecoense», por mencionar alguno de los más recordados. Quizás no hubiera tenido tanta repercusión y recuerdo en el mundo si no se tratara de tragedias futboleras.

Aunque lastimosamente no se tiene un recuerdo igual de profundo por aquellas decenas de camisetas manchadas de sangre que envuelven los cuerpos de hinchas al rededor del mundo. Hechos que opacan la otra cara de la moneda, historias narradas por futbolistas que dan gracias al fútbol por salvar sus vidas y rescatarlos de un ambiente hostil, como el caso del jugador brasileño Richarlison.

Definitivamente, el fútbol es más que un deporte, es una emoción que puede crear o destruir y en nuestras manos está la decisión de que algún día se pueda disfrutar del fútbol en paz. En memoria de las viejas glorias y por la esperanza de las futuras promesas.